La mara patagónica vive solo en las áridas regiones del centro y sur de Argentina.
Es una especie monógama, las parejas macho-hembra suelen vincularse de por vida. El vínculo de pareja se mantiene por los esfuerzos del macho, que sigue y protege a la hembra. La monogamia aumenta el éxito reproductivo de los machos al reducir la tasa de muerte de su propia descendencia y al aumentar la longevidad de su pareja, lo que le permite más oportunidades de reproducirse. Otro beneficio de los vínculos de pareja es que las hembras pueden invertir más tiempo y atención en el cuidado de sus crías, confiando en que el macho esté atento a los depredadores. La hembra da a luz 1 o 2 crías después de 100 días de gestación. Aunque los miembros de esta especie pasan la mayor parte del año en parejas macho-hembra, cuando nacen las crías, se reúne en grandes grupos alrededor de grandes "asentamientos" de madrigueras y cuidan a las crías en guarderías comunales.
El área de distribución de la Mara se desplaza continuamente como resultado de los recursos alimenticios. Solo comen las puntas de las hojas de la hierba, por lo que los recursos se agotan muy rápidamente y una vez agotados se necesitan hasta cuatro meses para renovarlo por completo.
Los humanos ahora representan la principal amenaza para esta especie, tanto por la alteración del hábitat como por la caza furtiva.