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La rana dorada venenosa se encuentra en la selva tropical del Amazonas a lo largo de la costa del Pacífico de Colombia.
Su cuerpo de colores brillantes advierte a los depredadores de su extrema toxicidad. Su piel está saturada de un veneno alcaloide que contiene batracotoxinas, estas toxinas evitan que los nervios transmitan impulsos nerviosos y, en última instancia, provocan parálisis muscular. Se piensa que obtienen su veneno por el consumo de presas salvajes que son la fuente de esa toxina, ya que las ranas criadas en cuatividad no desarrillan este veneno. Las tribus colombianas usan el veneno secretado de la piel de las ranas para envenenar sus dardos de cerbatana.
La rana dorada es diurna y estrictamente terrestre. La hembra adulta suele ser más grande que el macho.
Tanto los machos como las hembras tienen múltiples parejas. Los huevos se ponen en pequeñas nidadas de menos de 20, se transportan en la espalda de los machos a pequeños charcos de agua, donde eclosionan a los 11-12 días y se desarrollan y metamorfosean en ranas.
Las poblaciones de ranas venenosas doradas han ido disminuyendo debido a la deforestación con fines agrícolas.